Trabajando codo con codo con Saturno en estos días a través de diversas avenidas e indagando en él como antesala para una óptima toma de contacto con la herida de Quirón, estoy constatando cómo una de las muchas cualidades percibidas como «negativas» que precipita en nosotr@s este infalible Maestro es la envidia. Ésto, lejos de ser condenable, es de hecho una posibilidad que puede abrir muchas puertas a l@s que no caen fácilmente en el escepticismo o en la mera ausencia de curiosidad («vicios» muy saturninos!). Cada día me asombra más descubrir la naturaleza tan camaleónica y sutilmente neptuniana de Saturno- concuerdo plenamente con la que para mí es la autoridad en esta materia, Liz Greene.
En el mito, Kronos devoraba a sus hij@s en cuanto éstos nacían no sólo por estar preso, poseído por, su miedo a ser destronado por otr@s más jóvenes y jupiterin@s, sino también por su incapacidad de gestionar la inadecuación que sentía al ver una muestra viva y fehaciente de nuevo potencial, de creatividad en estado puro, tal y como aparecía prometida en las criaturas que recién salían a la luz. El Niñ@ es creativ@ per se y, si se siente libre, comparte de manera natural y contagiosa su afán incesante de descubrimiento que, todavía menos «castigado» por los condicionamientos y las alianzas que mantiene a través de su ADN ancestral, desparrama por el mundo como buen artista en pleno trance de inspiración. Demasiado a menudo, no sólo se le echarán encima las figuras parentales para tratar de contenerlo amenazados y aterrorizados por la magia creativa de un ser que prodiga sin más su creatividad, plasma con rapidez sus ideas y además tiene el coraje para experimentar con ellas, sino que con toda certeza serán el sistema y la cultura en general los que con sus códigos, reglas y restricciones vendrán a erosionar sostenidamente en el tiempo sus impulsos de Niñ@ cósmic@. Esto todo no es bueno ni malo- es lo que es, y es deseable ser consciente de cómo creamos nuestra realidad a partir de ello.
Parece bastante probable que Kronos devorase a sus hij@s llevado por una envidia en estado puro. Al ser ésta inconsciente, precipitaba una conducta proyectiva, cruel y tiranizante, que básicamente generaba miedo, destrucción, separación y enfrentamientos. No hace falta decir que el mito sigue vigente tanto en el microcosmos como en el macrocosmos – tal y como vemos ejemplificado en la vida política de tantos países del mundo, con el resurgir de los fascismos y tantos «reyes sombríos» apuntalando el viejo orden con el miedo como herramienta y como excusa…
A nivel más íntimo e inter-personal, la envidia no solo nos hace vernos atraíd@s hacia otras personas de manera más o menos consciente y con verdadera pulsión «gravitatoria», sino que nos fascina … debido al inapelable sentimiento de culpa, resentimiento e inadecuación que conjura en nosotr@s. En el caso de no haber labrado la suficiente madurez espiritual, tenderemos primero a condenar, a antagonizar, a demonizar incluso, a aquél o aquélla que ha abierto la puerta hacia nuestra Sombra personal y hacia nuestra mente in/sub-consciente ( la intensidad dependerá de la potencia de la relación o del encuentro «fortuito»)… y solo la perseverancia Saturnina y la curiosidad del Niñ@ (el empuje del Sol astrológico) nos permitirán pasar a otra fase, donde el gatillo de la envidia se convierte ya en un mensajero y un consejero que nos permite intro-yectar todo el material que ha salido a la luz, aún a pesar nuestro. La aceptación como clave para no juzgar lo que ocurre dentro de sí y dentro del otr@ ( que será lo mismo pero visto desde polos aparentemente opuestos) suele ser desestimada- porque nuestra cultura no suele incluir, sino que suele excluir, suele invitar a polarizarse en definiciones y suele fomentar el narcisismo de las maneras más inverosímiles.
La envidia es una e-moción que aparece para que nos dispongamos, nos dobleguemos, a honrar los impulsos creativos dentro de nosotr@s, con todas las consecuencias que ello pueda tener. Es una invitación a la madurez que tiene un precio. La claridad – otro atributo de Saturno- es fundamental para reestablecer nuestros valores y nuestras prioridades, y llegar a la claridad implica casi siempre renunciar a la gratificación inmediata, a la distracción compulsiva y al acto reflejo de lanzar la pelota al tejado de al lado como modo de vida. Ante lo abrumador de tantas renuncias y tantas responsabilidades, muy a menudo preferiremos permanecer en el laberinto de la confusión y «fagocitar» todo impulso que nos dirija a la comprensión más amplia e incluyente de lo que somos…
El Sanador, el Astrólogo y el Artista son, en condiciones deseables, facetas del mismo diamante que iremos puliendo con esfuerzo y dedicación saturninos en el curso de nuestras vidas. El sistema, la cultura, la sociedad y todos los «instrumentos de contención» hasta la fecha diseñados tienden a perpetuar la brecha entre lo material y lo espiritual porque la gente que vive de facto una vida holística ( del griego holos, que significa TODO) es una amenaza para el statu quo y para el orden establecido… Luego, ¿ es tan extraño que tant@s de nosotr@s hayamos sido programad@s para sentir vergüenza, inadecuación y miedo de nuestra creatividad y condicionad@s a negar la posibilidad de creer que estamos viv@s para dar un servicio transformador a otras personas?
Es en el caldo de cultivo universal de esta negación, de la que emana la envidia como incapacidad de aceptar la creatividad en un@ mism@, que se constelan todos los síndromes del sanador pobre, el artista pobre, y todas las creencias subconscientes que mantenemos de que para ser espiritual hay que deprivarse de cosas, preferentemente de la sexualidad y de las posesiones- tal y como nos adoctrinaron muchas religiones monoteístas a hacer para poder conservar el control sobre las masas. La envidia es la excusa racionalizable, aunque no racional, que genera nuestra psique para «echarle el muerto» del conflicto al que se expresa libremente y se cruza en nuestro camino como verdadera bendición disfrazada. Y lo hace para que echemos un vistazo a lo que realmente ocurre en nuestro interior. Cuánta condena, cuantos juicios, cuanta difamación, cuanta descalificación cuánta gente – preferentemente mujeres!- quemada en la hoguera antes de aceptar y amar, antes de asumir la responsabilidad, de lo que ocurre en el seno de nuestra psique, de lo cual todo lo que ocurre «ahí fuera» es solo un reflejo…
Si no detectamos, asumimos y tomamos cartas para sanar cada cual este síndrome que tod@s en menor o mayor medida padecemos – tanto si nos autoproclamamos espirituales como si no-, nuestras aspiraciones a entrar de facto en una era acuariana se ven abortadas : nuestras creencias nos llenan el vientre de piedras, puesto que limitan nuestra propia relación con nuestros recursos y talentos. Es a costa de nuestro síndrome galopante de pobreza o escasez que se engrosan las élites de quienes nadan en la abundancia, obviamente; y lo hacen a costa de la inconsciencia y del victimismo rebelde de una mayoría que reclama la re-distribución equitativa de la riqueza que no sospecha y mucho menos comprende que para empezar lo que se requiere son buenos y fehacientes cambios dentro de cada cual.
Por eso les invito a no sólo mirar con lupa los contactos tanto implícitos como explícitos Saturno-Venus en su carta natal y a sumergirse en los arquetipos que convocan, sino a nivel más terrenal preguntarse por qué razón tienden a rehuir la responsabilidad de aceptar que a los sanadores/astrólog@s/ chamanes, etc que dan un servicio se les ha de corresponder con un tributo material a cambio del tiempo, la energía, el esfuerzo y los recursos que ellos cedieron. Suben a un taxi o a un autobús dando por sentado que se les va a dar el ticket o la carrera gratis?- no, tienen perfectamente claro y asumido – porque eso fue lo que el sistema les adoctrinó para hacer!- que han de pagar por el servicio que se les está dando.
Luego entonces, ¿por qué negamos la evidencia de que las personas que trabajan en las artes de la sanación también comen, se visten, pagan sus facturas y están desempeñando un trabajo, igual que lo haría un dentista? Más importante todavía: ¿por qué tendemos a fagocitar y negar a otr@s antes que invertir un solo centavo en -pagar dinero por- el propio crecimiento espiritual? , ¿ por qué asumimos que algo por ser «espiritual» debería ser gratis, o cuando menos barato, o ser ofrecido de manera filantrópica y completamente «des-prendida»? Dificilmente podremos evolucionar como especie si seguimos rigiéndonos por estos parámetros, porque regidos por esas creencias fomentamos la separación del cielo y la tierra (o lo que se llama la brecha «judeocristiana», que much@s pretenden aliviar dando el salto a otras religiones como el budismo, por ejemplo).
Y a la inversa, viendo siempre el propio reflejo en el polo opuesto y complementario: ¿por qué l@s practicantes de las artes sanatorias tendemos a culpabilizar(nos) de que cobramos siempre demasiado por lo que hacemos- por qué incluso nos sentimos tentad@s de no cobrar para así sentir que estamos complaciendo a todo el mundo excepto a nosotr@s y así encajamos mejor en el concepto de lo que se cree que es la espiritualidad?
¿Alguien le pide explicaciones a Apple por fabricar i-phones a precio de ganga y luego venderlos a diez veces más caros? No, es una convención social aceptada.
¿Qué es lo que nos disuade de creer firmemente en el valor de lo que hacemos?
En mi opinión son nuestra programación, las alianzas inconscientes que a menudo mantenemos y nuestro sentido heredado de inadecuación: la creencia de que no somos suficiente y de que nuestro valor intrínseco depende de algo externo a nosotr@s. Estas son nuestros grandes condicionantes: nuestras «heridas heredadas», mostradas por Saturno y Quirón en nuestra carta, y que el sistema global se encarga de reforzar de las más diversas maneras- saque cada un@ sus propias conclusiones. Y toda expectativa de cambio empieza por hacerse conscientes y responsables de esa herida familiar y cultural, respectivamente.
Atendamos a nuestros contactos Saturno-Venus para, entre otras cosas, entrar en disposición de apreciar y valorar la auto-expresión del otr@ y el mensaje que nos brinda en todo momento. Es en la gratitud de ese instante que se des-vela nuevo potencial y que des-programaciones acontecen, y entonces una nueva relación con nuestro segundo chakra emerge que nos empodera…
És este un post realista o incluso incómodo, pero tan necesario como el Amor que Saturno nos brinda.
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Entremos un poco más en nuestra Sombra 😉
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